Vivir es apostar
y es caminar sobre el filo
desnudo de la nada.
Tu apostaste
al color
y te salió la negra.
Ahora cabalgas a lomos
de un caballo famélico,
quebrado el tallo
de la preciosa orquídea
que era tu propia vida
y quebrada la antiquísima fe
en la capacidad del corazón
para marcar el rumbo.
Ahora las aguas se han salido del cauce
y, turbias,
desconcertadas, vuelven
una y otra vez sobre el mismo molino
en un circulo amargo
que no encuentras la forma de romper.